Para muchas personas jóvenes de las zonas rurales del país, la agricultura resulta una actividad poco atractiva, debido a la falta de una oferta formativa adecuada y de mercados atractivos para sus productos. Por ello, deciden migrar a las ciudades en lugar de continuar con la producción familiar.
La historia de la familia Guerrero es distinta. Alejandro y Sevigne Guerrero, naturales del distrito de Pacarán en la provincia de Cañete, llevan años dedicándose al trabajo en el campo. Poseen una chacra familiar, de aproximadamente 8 hectáreas, en la cuál cultivan diversos productos como el choclo, el culantro, las hortalizas, la yuca y el camote.
Los Guerrero tienen 4 hijos: Ulises, Daniel, Christiam y Adel. Con el apoyo de este último han emprendido el reto de convertir su chacra familiar en un negocio más rentable, buscando su producción a que sea totalmente ecológica.
EL SALTO A LA PRODUCCIÓN AGROECOLÓGICA
Todo empezó en el año 2017, cuando la curiosidad motivo que Adel postulara al curso de extensión “Manejo agroecológico de plantas y enfermedades” dictado por el proyecto FORMAGRO en alianza con el Instituto Superior Tecnológico Público Pacarán.
Cuenta sobre ello: “Al principio no le daba mucho interés, pero como vi que las prácticas realizadas eran diferentes a las actividades convencionales que nosotros realizábamos en mi chacra, comencé a comentarle a mi papá sobre los controles agroecológicos que podíamos usar en el campo…”
Fue así como motivó a Alejandro a participar él mismo del módulo. La pasantía “Fortalecimiento de los mecanismos de control biológico de plagas y enfermedades” que realizaron en junio de ese año a Huaral, como parte del curso, fue una gran experiencia para ambos: descubrieron que podían cultivar sus campos sin dañar el medio ambiente y de manera sustentable.
«Ahora estoy estudiando la carrera agropecuaria acá en el Instituto de Pacarán. Quiero meterme más en el campo y hacer ecoturismo en mi parcela. Intentar mejorar y tener una producción agroecológica.» Adel Guerrero
En setiembre de ese año, Sevigne y Adel se inscribieron en el curso “Elaboración de pulpa, mermelada y néctar de frutas” y en abril de este año lo llevó Alejandro. Su producción se extendió así a productos transformados.
El inició de la Feria Agroecológica de Lunahuaná, en octubre de 2017, les permitió entrar en contacto directo con el público consumidor. Ofrecen los productos de su parcela: hortalizas y choclos orgánicos, así como néctares y cremoladas de níspero, maracuyá y guanábana.
“Es muy interesante participar en la Feria” comenta Adel, “Antes no vendíamos casi nada, esto (…) nos da la oportunidad de vender.”
LOS PLANES A FUTURO
La parcela la trabajan de forma totalmente agroecológica, pero Adel siente que aún hay cosas por hacer. Este año, llevó el módulo de “Marketing y comercialización de productos agroalimentarios sostenibles” y quiere dedicarse de lleno a incrementar su producción, así como a mejorar la calidad de los productos familiares.
«Ahora estoy estudiando la carrera agropecuaria acá en el Instituto de Pacarán. Quiero meterme más en el campo y hacer ecoturismo en mi parcela. Intentar mejorar y tener una producción agroecológica.» concluye el joven.