“Queremos impulsar y promover que más mujeres jóvenes puedan optar por la educación tecnológica”

por Comunicación Formagro
28 de marzo del 2018 11:04 am

Entrevista a Billie Del Pino, directora de la Dirección de Servicios de Educación Técnico-Productiva y Superior Tecnológica y Artística

¿Qué señala la nueva Ley de los Institutos y Escuelas de Educación Superior para asegurar una formación integral de las personas?

Para asegurar una educación superior de calidad es indispensable colocar a la persona como elemento central y garantizar su desarrollo integral. En ese sentido, la Ley contempla tres aspectos fundamentales: los enfoques transversales, las competencias para la empleabilidad, y la unidad de bienestar y empleabilidad, los cuales se desarrollan tanto en la gestión institucional como la pedagógica. Dichos aspectos se llevan a la práctica a partir de principios como el de inclusión social, equidad, interculturalidad, entre otros.

La inclusión social, implica permitir que las personas puedan formarse sin discriminación, ejercer sus derechos, desarrollar sus habilidades además de potenciar sus identidades y tomar ventaja de las oportunidades que les ofrezca el entorno socioeconómico, accediendo a todo tipo de servicio público de manera que ninguno de los factores ni culturales, ni económicos, ni sociales, ni étnicos, sean barreras en este acceso a la educación superior como un derecho.

Por el lado de la equidad, nuestra Ley señala que se debe evitar situaciones de discriminación, desigualdad por motivos de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole.

Y por el lado de la interculturalidad, esta educación busca que asumamos la interculturalidad como una riqueza que tienen las personas, porque es a partir de esta convergencia de culturas, de etnias, que podemos crear un desarrollo de aprendizajes más rico en la que todas las sangres se entremezclen en crear una convivencia más armónica, donde todas las personas pueden desarrollarse siendo reconocidas en esta cultura propia que cada uno aporta al colectivo.

¿Cuáles son los enfoques que se señalan en la Ley y cuáles son las funciones de la unidad de bienestar y empleabilidad?

Son seis enfoques los que estarían siendo trabajados de manera transversal: derechos humanos, igualdad de oportunidades, ambiental, género, interculturalidad y discapacidad.

La unidad de bienestar y empleabilidad, permite que las instituciones tengan un espacio de servicio hacia la o el estudiante para favorecer su orientación profesional, desarrollar un servicio de tutoría y consejería que fortalezca su desarrollo socioemocional; además, busca brindar un asesoramiento en la búsqueda de empleo. Algo fundamental en este espacio es que se fomentará la creación de comités de defensa de las y los estudiantes para velar por su bienestar previniendo todo aquello que afecte su desarrollo integral.

Esta unidad será el mecanismo que tiene el instituto para evitar, por ejemplo, el hostigamiento sexual, la discriminación, y otras situaciones que afectan a la comunidad educativa.

Y, en relación a estos temas ¿qué dice la Ley sobre la plana docente?

El personal docente es un actor fundamental para la implementación de las normativas, en ese sentido su comportamiento debe ser ético y comprometido con el bienestar de la comunidad educativa.

La Ley señala que es una falta muy grave para el personal docente ejecutar, promover, permitir o encubrir, dentro o fuera de la institución educativa, actos de violencia física o psicológica, en agravio de estudiantes, docentes, personal o cualquier miembro de la institución educativa. En ese sentido su Reglamento especifica que también lo es incurrir en conductas de hostigamiento sexual o cometer actos de discriminación por origen sea racial, edad, sexo, género, idioma, etc.

Dicha tipificación se enmarca en la Ley de prevención y sanción de hostigamiento sexual y su inclusión resulta fundamental pues lo que se busca es evitar caer en estas malas prácticas y tener un mecanismo eficiente para detener y sancionar estos actos.

¿Y qué dice la Ley sobre cómo trabajar el enfoque de género en las instituciones educativas y qué avances se van observando?

Hay varios articulados en la Ley referidos a promover el enfoque de igualdad de género, y lo que nos corresponde es asegurar su implementación. Su incorporación en la Ley es para nosotros es un gran logro, pero no es suficiente solo su reglamentación, sino que necesitamos llevar a la práctica una serie de estrategias, mecanismos y herramientas que garanticen que las instituciones apliquen el enfoque de igualdad de género en su quehacer cotidiano. Ese es un gran desafío para el ministerio en el que venimos trabajando.

En esa línea, hemos incorporado el enfoque de igualdad de género y otros enfoques en los lineamientos académicos y hemos incluido en el currículo un conjunto de competencias para la empleabilidad, que buscan asegurar la formación integral de la persona. Es decir, cuando el o la estudiante egresa, no solo requiere haber desarrollado un conjunto de competencias técnicas sino también un desarrollo integral, socioemocional que favorezca su realización en todas sus dimensiones. Es en ese sentido que hemos considerado, dentro de las competencias para la empleabilidad, algunas como: comunicación efectiva, cultura ambiental, innovación, emprendimiento, gestión de conflictos, liderazgo personal y profesional que ayude en la dinámica del trabajo y en el desarrollo social de la persona, trabajo colaborativo, la igualdad de género y la interculturalidad. Estas últimas son competencias que el instituto podría incorporarlas dentro del currículo, pero también trabajarlas como parte de su gestión institucional. La idea entonces es que impacte no solo el currículo sino la cultura misma del instituto.

Hay todo un trabajo que viene desarrollando el ministerio, el reto es lograr una articulación horizontal y vertical en todos los niveles de gobierno para garantizar la implementación del marco normativo y con ello al fomento del acceso, el ejercicio y resultados y goce de los derechos de enfoque de igualdad de género.

César Estrella, director del IEST Nor Oriental de la Selva, anunciando la conformación del Comité de Igualdad de Género. Foto: MINEDU/DIGESUTPA

¿Cómo ha sido esta experiencia del proyecto piloto de género para la implementación del enfoque de género?

En el 2017, a partir de un diagnóstico local se desarrolló la primera experiencia piloto a nivel nacional, en el Instituto de Educación Superior Técnica (IEST) Nor Oriental de la Selva (NOS) de la región San Martín.

La intervención contó con la participación de docentes, directivos, administrativos y a los propios estudiantes (32 colaboradores entre docentes, administrativos, directivos y especialistas de la Dirección Regional de Educación, así como a 22 estudiantes representantes de los diez programas de estudios que oferta esta institución).

El proceso consistió en los siguientes momentos: sensibilización y capacitación, autodiagnóstico, planificación, implementación y monitoreo y evaluación. Con ello para dar respuesta a las problemáticas identificadas institucionalmente se logró la conformación del comité de género y tres grupos de trabajo: 1. Herramientas de gestión con enfoque de género, 2. Difusión del enfoque de género, 3. Prevención y atención al acoso y violencia sexual; los cuales se articularon con la red de actores locales vinculados a la agenda.

¿Qué tipos de problemas encontraron en ese diagnóstico?

Tenemos información diagnóstica que nos señala que hay carreras que están masculinizadas. Hay una tendencia de tener jóvenes varones con alta tasa de matrícula, por ejemplo, en carreras como metal mecánica, electricidad y electrónica, mecánica automotriz,  son justamente carreras que tienen una interesante tasa remunerativa en cuanto a salario, mientras que la tasa de matrícula en esas carreras de las mujeres es nula o casi nula.

Esos datos nos dicen que algo tenemos que hacer. Hay que pensar cómo romper la brecha de acceso, pues hay algún elemento que está afectando que nuestras jóvenes mujeres puedan acceder a ciertas carreras, y que probablemente tiene que ver con la información que les está llegando. Otro punto importante es que tenemos evidencias que los docentes, particularmente los hombres, muchas veces son las personas que desalientan a que las mujeres puedan estudiar estas carreras. Tenemos entonces que intervenir y romper estos esquemas y estereotipos que se están viendo en nuestras instituciones. Eso pasa también por la formación que reciben las y los docentes, incluso puede haber una docente mujer que tampoco hace mucho para estimular a que las jóvenes estudien en carreras que podrían ser masculinizadas y que tienen mayor demanda.

También, se evidencia que hay una escasa participación de docentes mujeres en los institutos, la tendencia es que la mayoría sean hombres, y eso es algo que tenemos que promover, que las mujeres tengan también acceso al desempeño docente y cargos jerárquicos en nuestros institutos.

¿Y directivo también verdad?, son pocas las mujeres que ocupan estos cargos en las instituciones educativas

Exacto, si tuviéramos una estadística ahora que estamos concluyendo un proceso de designación de directores y directoras, veríamos que la mayoría de los institutos están conformados por hombres.

Fuente: Ponte en Carrera y Censo Escolar Minedu 2016

 

¿Qué otros problemas encontraron en esta experiencia piloto?

Encontramos que una gran mayoría de las estudiantes no cuentan con redes de soporte, muchas viven solas, alejadas de sus familias, responsabilizándose económicamente de su manutención y estudios, lo que las coloca en situación de mayor vulnerabilidad para la violencia e impunidad. También identificamos mujeres que son madres solteras y no tienen espacios como guarderías o cunas para sus hijos e hijas,  y otras problemáticas ligadas a la dificultad para realizar prácticas  o experiencias formativas en situaciones reales de trabajo.

Janeth López Reátegui, responsable de la Unidad de Personal del IEST Nororiental de la Selva. Foto: MINEDU/DIGESUTPA

¿Y cuáles son los pasos que siguen ahora para afrontar la problemática?

Tenemos, por ejemplo, un compromiso con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), en el marco de un convenio interinstitucional para prevenir, erradicar y sancionar la violencia de género en las instituciones educativas, que nos va a permitir tomar un conjunto de importantes acciones.

¿Cómo cuáles?

Por ejemplo, desde nuestra dirección se ejecutará la segunda etapa de la intervención de la experiencia piloto del instituto NOS, donde el comité de género se  establezca como parte de la unidad de bienestar y empleabilidad. Hay que desarrollar con claridad la estrategia de este comité así como darle herramientas.

Desde el Minedu, nos encontramos formulando herramientas de orientación para el desarrollo de esa temática en nuestras instituciones.

Otro elemento importante que se ha concordado con el MIMP es definir una ruta de atención de la violencia al interior de nuestros institutos y de los centros de educación técnico-productiva (CETPRO), porque muchas veces hay problemas de violencia que no se saben canalizar, tampoco hay una manera clara de orientar y no hay una ruta de atención definida. Eso hace que, al final, los jóvenes, sobre todo las mujeres, no cuenten con canales o mecanismos que permiten enfrentar estos problemas. El establecer esta ruta de atención permitirá que el instituto pueda atender esa situación de manera articulada con las instancias locales correspondientes para ofrecerle una atención psicológica y legal a la persona que ayude así a resolver el problema.

Existen los Centros de Emergencia Mujer (CEM) que están conformados en los gobiernos locales y en las regiones, y este sería el espacio donde se canalizaría la atención que se requiera cuando haya una problemática en el instituto.

Lo que estamos haciendo entonces es aprovechar la institucionalidad establecida por el MIMP y optimizar lo que ya el Estado ha establecido a través del sector correspondiente.

¿Qué otras acciones están realizando?

Queremos desarrollar, por otro lado, cursos de formación orientados al desarrollo del enfoque de género en nuestros institutos. Este año vamos a tener un curso virtual para algunos de nuestros institutos donde se formarán docentes para ofrecer justamente ese marco conceptual y darle herramientas de cómo aterrizar más en concreto el enfoque en las instituciones.

Estudiantes, personal docente y administrativo, especialista de la Dirección Regional de Educación de San Martín junto con el equipo responsable del Piloto. Foto: MINEDU/DIGESUTPA

¿Y cómo se puede aterrizar este enfoque de género en las instituciones educativas?

Hay dos maneras de hacerlo, una es a través del currículo, pero otra manera es saber cómo ayudamos a nivel de la gestión institucional a incorporar que los institutos concreten y asuman el enfoque, y ahí hay todo un desafío. Por eso necesitamos la experiencia del MIMP o de entidades como Manuela Ramos (ONG peruana feminista) con quienes también estamos trabajando en alianza para emprender algunas acciones conjuntas. La idea es sumar esfuerzos de distintas entidades para que podamos hacer un buen trabajo.

Por el lado del personal docente, en enero de este año, publicamos una norma que regula el proceso de selección y contratación de todo el personal de nuestros institutos tecnológicos, y, un punto importante es que se ha incorporado como condición de excelencia del o de la profesional, el que tenga experiencia en el desarrollo de enfoques transversales como derechos humanos, medio ambiente, género, entre otros.

Además, hemos puesto que tengan experiencia o formación en el desarrollo de competencias para la empleabilidad donde también está incluida la igualdad de género.

Son algunos mecanismos que buscan asegurar contar con el personal idóneo que venga con experiencia laboral o con formación en estos temas. Nuestra misión es que todos nuestros procesos tanto de gestión institucional como de gestión pedagógica, tengan presente de manera más concreta este enfoque.

Para nosotros, por ejemplo, ha sido de gran ayuda y muy valiosa la intervención del Programa de Educación para el Empleo[1] que, en su momento, como parte de la intervención, priorizó el enfoque de género en los institutos. Justamente, con ellos se realizó el piloto en el IEST NOS.

¿Considera que el proyecto FORMAGRO contribuye, de alguna manera, a hacer frente a estos desafíos?

Claro que sí. Quiero reconocer y agradecer la intervención de FORMAGRO como una experiencia que interviene en zonas que nosotros, en particular, no hemos atendido como es la zona de la ruralidad. El proyecto se está desarrollando bajo este enfoque de género y, como parte de la intervención, se verán una serie de lecciones aprendidas que vamos a tener que capitalizar para convertirlas en política pública, para así fortalecer nuestra intervención en nuestros institutos tecnológicos.

Es fundamental seguir trabajando de manera colaborativa con ustedes para poder tener las mejores herramientas que ayuden a los institutos.

Yo creo que cuando uno no conoce bien un tema no puede comprometerse en las acciones que se deriven del tema, por eso, hay que tener un manejo conceptual básico primero y, a partir de ellos, desarrollar herramientas que nos ayuden en nuestra reflexión, en la identificación de nuestra problemática interna para poder buscar de manera conjunta soluciones. Esa debería ser una estrategia que queremos que sea apropiada por los institutos.

En ese sentido, todo el trabajo que ustedes han venido haciendo se suma al esfuerzo que el ministerio está desarrollando con el aporte de otras entidades. El desafío es cómo hacer para que el enfoque de género se viva de manera más consolidada y más fuerte en nuestras instituciones educativas.

¿Podría brindar un mensaje para las mujeres del país, sobre todo las que viven en zonas alejadas?

Yo quisiera señalar que desde el Minedu queremos impulsar y promover que más mujeres jóvenes puedan optar por la educación tecnológica. Creo que las características sean personales, sociales y profesionales que ellas puedan desarrollar en la educación tecnológica les van a dar una oportunidad de desarrollo exitoso en el mercado de trabajo y será una oportunidad para ellas de ejercer su autonomía y aportar como actor clave que contribuye al desarrollo social y económico del país.

Es nuestra responsabilidad desde el Minedu identificar las barreras en el acceso, permanencia y culminación que hace que las mujeres queden excluidas desde este tipo de formación.

En ese sentido, queremos que nuestros institutos sean espacios de aprendizaje acogedores para el desarrollo de la formación de las mujeres y, también, para el desarrollo de su autonomía, para que ellas puedan liderar su vida personal, la de su comunidad y su país.