“Las abejas son imprescindibles para el futuro de la alimentación” (FAO,2019). De manera categórica presenta la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura la importancia de la apicultura. Tres de cada cuatro de los cultivos que producen frutas o semillas para el consumo humano en todo el planeta, dependen –al menos en parte– de polinizadores como las abejas. (FAO, s/f).
Sin embargo, como señalan diversos estudios, las abejas y otros polinizadores están bajo amenaza por causa de la actividad humana. La agricultura intensiva, los monocultivos, el cambio en el uso de tierras y estructura del paisaje, y el uso a gran escala de pesticidas son relacionados como causas de la preocupante disminución en estas poblaciones.[1]
Estos estudios señalan la probabilidad de que los insectos constituyan la mayor parte de la pérdida futura de biodiversidad, con el 40 % de las especies de polinizadores invertebrados, particularmente las abejas y las mariposas, que se enfrentan a la extinción. Esta situación se agrava por los eventos climáticos extremos relacionados al cambio climático (temperaturas más altas, sequías, inundaciones, entre otros) que alteran el tiempo de floración y dificultan la polinización al desincronizar la demanda (flores en flor) con la oferta de proveedores de servicios (poblaciones abundantes y diversas de polinizadores).
Frente a ello, el desarrollo de una actividad agrícola sostenible contribuye a reducir este riesgo, al diversificar el paisaje agrícola y preservar el uso de procesos ecológicos como parte de la producción de alimentos.
La miel es uno de los 16 productos con valor agregado o transformado en diferentes espacios de comercialización impulsados por el proyecto FORMAGRO[2]. En esta nota, compartimos la historia de apicultoras y apicultores de Lima y Ancash y sus esfuerzos por consolidar esta actividad.
LA DULCE PERSEVERANCIA
En el distrito de Allauca, provincia de Yauyos en la Región Lima, a 3125 m.s.n.m., vive Alida Arteaga con su familia. Después de vivir en Lima, decidieron retornar a Allauca para dedicarse a las actividades agropecuarias: crianza de cuyes, pastoreo de carneros, cultivos frutales y crianza de abejas.
En el 2017, a través de un proyecto de Agrorural, conformó junto con las mujeres de su familia la Asociación de Mujeres “Abejitas de Pocosela”, dedicada principalmente a la crianza de abejas. Ese mismo año tomó conocimiento, a través de la radio, de los cursos de extensión que ofrecía el proyecto FORMAGRO en alianza con el Instituto de Educación Superior Técnico Público Jatum Yauyos, y decidió participar en el curso de extensión “Producción Agroecológica de Cuyes para la Agricultura Familiar”. Su participación le demandaba 4 horas de viaje en auto, cada semana, durante tres meses.
Las “Abejitas de Pocosela” se presentaron sin éxito a las dos primera ediciones del Fondo Wiñay, en octubre de 2018 y enero 2019, pero su perseverancia las llevó a ganar su tercera edición, en julio 2019. El premio lo invirtieron en adquirir materiales, equipos e insumos apícolas como colmenas, balanza, centrífuga, caretas con sombreros, ahumadores galvanizados, entre otros.
Actualmente, Aída preside la organización que cuenta con 12 socias. Producen y comercializan de manera local y en ferias itinerantes de Cañete y Yauyos miel de abeja, polen y velas naturales aromatizadas, entre otros. Para ello, han tramitado el registro sanitario de su miel de abeja «ABEJITAS DE POCOSELA», en frasco de vidrio de 120g a 2kg, frasco de polietileno de 200 g a 1kg y balde de polietileno de 2 a 20 L y están en proceso de obtener su certificado de garantía del Sistema de Garantía Participativo (SGP).
APÍCOLA NATURAL
Grover Julca (28) y Magdonia Vásquez (22) producen miel de abeja, polen y propóleo puros y naturales en la comunidad de Ocoracra, distrito de Caraz, provincia de Huaylas de la región Ancash.
Grover se graduó como técnico agropecuario del Instituto de Educación Superior Tecnológico Daniel Villar de Caraz. El año 2018, participó en el módulo de “Gestión de Negocios Rurales” desarrollado por el proyecto FORMAGRO en coordinación con este instituto. Ese año, instaló 4 colmenas en la comunidad de Huandoy y comenzó a realizar la actividad de la apicultura.
En enero de 2019 ganó el financiamiento de la segunda edición del Fondo Wiñay. Invirtió el premio en la mejora de la infraestructura de su área de cosecha de miel, la adquisición de equipamiento para incrementar su producción y en la mejora de la presentación y promoción de su producto.
Hoy tiene más de 100 colmenas. Se dedica no solo a la producción de miel de abeja, polen, propóleo, jalea real y producción de abejas reinas, que comercializa en diferentes ferias y comercios de Ancash y Lima; sino, también, brinda el servicio de alquiler de colmenas llevando sus colmenas a grandes fundos como Chao y Virú (La Libertad) y también en el distrito de Caraz.
Tienen como visión ser los primeros en la producción apícola y de sus derivados en la provincia de Huaylas, con un producto sano y de buena calidad que satisfaga las necesidades de su clientela.
[1] En el artículo “Las abejas son imprescindibles para el futuro de la alimentación” se relata el caso de una familia apicultora española que menciona que la mortalidad de las abejas ha llegado al 35 % en los últimos años.
[2] Junto con la pulpa de fruta, néctar de fruta, mermelada de fruta, vinagre de fruta, cuyes beneficiados, yogurt frutado, queso, frutas frescas, miel agroecológica, biofertilizantes, aves y huevos de corral, panificación artesanal, hortalizas, hongos ostra, patos de corral y kiwicha.
Bibliografía:
FAO (2019) Las abejas son imprescindibles para el futuro de la alimentación. En línea: http://www.fao.org/fao-stories/article/es/c/1194601/
FAO (s.f.) Why bees matter. En línea: http://www.fao.org/3/I9527EN/i9527en.PDF