Katherine Meléndez – Consejera en Emprendimiento FORMAGRO
Según información del Censo Nacional Agrario (CENAGRO, 2012), solamente el 10 % de las y los productores agrícolas demandaron un crédito al sector financiero. El desconocimiento del sector agropecuario por parte de las entidades financieras, los riesgos elevados ligados a estas actividades, los ingresos limitados de las y los productores como las elevadas tasas de interés de las financieras públicas y privadas son algunos de los factores complejos que limitan el acceso de la agricultura familiar a un crédito adecuado y razonable.
Esta situación se agrava en el caso de la juventud productora y fue expresada por más de 200 jóvenes, mujeres y hombres, asistentes al Foro Juventud rural y agroecología “Manos jóvenes para el campo”, realizado en marzo de 2018 en Lima, quienes demandaron “Contar con mayor información sobre financiamiento para jóvenes”.
Ante esta situación, se lanzó el Fondo Concursable no Reembolsable Wiñay (crecer en quechua), un fondo del proyecto FORMAGRO como respuesta al limitado conocimiento de las entidades financieras sobre el sector agropecuario y la falta de oferta crediticia adaptada a los perfiles de las y los jóvenes proveniente de la pequeña agricultura familiar.[1]
Luego de 4 ediciones, los 46 emprendimientos ganadores del Fondo Wiñay vienen generando, en sus respectivas localidades, un dinamismo económico local importante, agrupados dentro del sector económico de la siguiente manera: 27 emprendimientos se encuentran en el sector industrial, 15 en el sector agropecuario y 4 cooperativas agrarias debidamente constituidas.
Un total de 160 jóvenes, mujeres y hombres, provenientes de la agricultura familiar se han beneficiado de dicho fondo, accediendo a un total 478 000.00 soles invertidos en sus emprendimientos para dar un salto de escala y ser más competitivos en el mercado interno. La participación en el Fondo fue una oportunidad para jóvenes emprendedores de innovar, apostando por dar valor a su producción local e ingresar a mercados más exigentes, que requieren contar con un registro único de contribuyentes (RUC), registro sanitario, registro de marca e implementación de buenas prácticas de manufactura.
El Fondo contribuyó a generar una cultura emprendedora, social y sostenible en sus respectivas zonas.
Número de ganadores del Fondo Wiñay por tipo de emprendimiento
Nuevos mercados
Elizabeth Putasi es panadera de familia y vive en el distrito de Villa María del Triunfo en Lima. Fue una de las ganadoras de la primera edición del fondo, en diciembre de 2018, con Nutritanta, su marca de panes hechos de masa artesanal y completamente saludables.[2]
El premio recibido, lo invirtió en la implementación de su panadería, mejorando su infraestructura y adquiriendo equipos necesarios para la producción; así como en el desarrollo de su marca, registrándola ante Indecopi y mejorando sus empaques. El acompañamiento recibido para la implementación le permitió también introducir nuevos productos, aumentando la variedad de su oferta.
Su participación en el Fondo le permitió ofrecer su producto en nuevos espacios de comercialización, pero, sobre todo, le dio el impulso necesario para creer en su producto. “Se abrieron puertas para que Nutritanta tenga canales de venta y para darnos a conocer… Actualmente participamos en la Feria de la Chacra a la Olla, la feria Biolurín y otras ferias en Manchay; y ahora también en la Feria de Chabuca Granda de Lima… El público valora, además del producto, la cadena de valor que va detrás, desde las materias primas, que vienen de granos andinos; además, valoran la variedad de productos que van desde los panes hasta los panetones”
Este valor es reconocido por el Ministerio de Agricultura y Riego. Elizabeth participa activamente en la promoción de las ferias “De la Chacra a la Olla”, que promueve el MINAGRI en diversas partes de Lima. Con ellos ha podido difundir su mensaje en diversos medios de comunicación, sobre la importancia de valorar la alimentación saludable con productos que provienen de nuestra agricultura familiar.
Elizabeth es consciente de la necesidad de innovar. Está preparando galletas con diversos productos andinos saludables para las loncheras escolares, buscando que las y los niños, y también adultos, coman sano.
Fortaleciendo el cooperativismo en Áncash
La Cooperativa Agraria Sostenible Juventud Emprendedores Santiago de Cardón – JUVEDEC se encuentra en el distrito de San Luis, provincia de Carlos Fermín Fitzcarrald, en Ancash. Comenzó como una asociación de familias agricultoras con el objetivo de sembrar, producir y vender fresas de manera conjunta. [3]
El primer reto de las y los miembros era convencerse de que las fresas produzcan a los 3 131 m.s.n.m. de esta región montañosa, por lo que se requería empezar con un ensayo y, así, determinar sí las fresas podían crecer en esta zona. Al cabo de unas semanas se obtuvieron resultados sorprendentes y tangibles que llevaron al resto de asociados a sembrar en sus respectivos terrenos, pero, a la vez, surgió otro reto: el agua. Necesitaban un sistema de riego que les permitiera asegurar sus sembríos.
Para afrontar este reto, como asociación, decidieron participar en la segunda edición del Fondo de financiamiento Wiñay, en la categoría de emprendimientos colectivos, saliendo como uno de los ganadores y recibiendo un monto de s/.15 000.00 soles.
El premio contribuyó en mejorar sus hectáreas de producción de fresas, a obtener sus propios sistemas de riego por goteo. A este proceso se sumó la municipalidad provincial Carlos Fermín F. apoyando con equipamiento, pero también brindándoles espacios cortos de comercialización justos.
Su participación en este concurso los motivó a dar un siguiente paso, el de migrar a cooperativa, para poder seguir escalando en su negocio, pero también para fortalecerse como organización.
Ciro Julca Venturo, presidente de la Cooperativa, menciona que la oportunidad de una pasantía para ver otras experiencias, la voluntad de las y los socios, el riesgo que tomaron para sembrar un producto nuevo en la zona – incluida las condiciones climatológicas – así como el apoyo financiero e involucramiento de las autoridades locales fueron los factores que contribuyeron a su rápido crecimiento.
Ambas historias son ejemplos de las experiencias de negocios beneficiados por el Fondo Wiñay que demuestran que un financiamiento adecuado, dirigido a lo que realmente necesita el negocio, permite un dinamismo económico, responsable con el ambiente, donde las y los jóvenes de la agricultura familiar puedan apostar por sus tierras y las propias formas y recursos que les brinda su espacio geográfico, a fin de tener una vida más y armoniosa y respetuosa con su entorno.
[1] Puede leer Fondo Wiñay Una gran oportunidad para el crecimiento de los emprendimientos agroecológicos en nuestro boletín N° 7 https://bit.ly/2vu4LeZ
[2] Para conocer cómo empezó Elizabeth a elaborar panes con masa artesanal, ingresa a https://bit.ly/2IVI9qQ
[3] Puedes leer más de la cooperativa JUVEDEC en la nota «La Agroecología frente a los retos actuales» en este número del boletín FORMAGRO.