Las y los jóvenes rurales de todo el mundo enfrentan una serie de barreras y desafíos cuando deciden emprender un negocio propio, siendo uno de los principales la falta de acceso al financiamiento.
A nivel mundial, la oferta crediticia en zonas rurales suele ser más reducida, debido a la percepción social negativa que los bancos tienen sobre la agricultura y los mayores costos de atención asociados a las zonas remotas y rurales.
En nuestro país, sólo 19 % de las y los jóvenes rurales se encuentran bancarizados, frente a un 37 % de sus pares urbanos. A nivel nacional, 7 de cada diez jóvenes entre los 18 y los 24 años de edad no acceden al sistema financiero, mientras que la mitad de las y los adultos de 25 a 39 años poseen una cuenta de ahorros.
Las razones para explicar la carencia de una cuenta bancaria son múltiples, pero los bajos o nulos ingresos son señalados por el 21 % de los jóvenes como el argumento más recurrente. Asimismo, la participación de la población joven en la cartera crediticia es muy baja, además, las y los jóvenes son considerados como sectores de alto riesgo para los bancos, por lo que les ofrecen tasas de interés más altas.
En este contexto, IDMA, ejecutor del proyecto FORMAGRO en Lima, plantea acercar la oferta de financiamiento agrario a aproximadamente 50 jóvenes egresadas y egresados de los módulos de FORMAGRO, a fin de que conozcan las características y requisitos de las líneas de crédito agrario de banca privada y pública y de las diversas incubadoras de negocios existentes en Lima
Objetivos
- Acercar la oferta de financiamiento agrario (banca pública, banca privada, programas gubernamentales e incubadoras de negocios) a los pequeños productores ecológicos y jóvenes emprendedores de las cuencas de los ríos Rímac, Lurín y Cañete.
- Sensibilizar a las y los jóvenes emprendedores y emprendedoras acerca del rol clave que tiene el financiamiento para el impulso de las iniciativas empresariales.