Ancash: Fortaleciendo la resiliencia del productor y de la productora agropecuaria andino frente al cambio climático

Par Comunicación Formagro
1 juin 2017 1:10

Callejón de Huaylas. Foto: Carlos Ly

El impacto del reciente fenómeno “El niño costero” sobre la región Ancash dejó 8 personas fallecidas, 4 desaparecidas y 24,178 afectadas.

Los daños se concentraron en sus provincias costeñas. Casma, Huarmey y Santa reportaron 559 hectáreas de cultivo destruidas y 936 hectáreas afectadas; así mismo, 2,727 kilómetros de canales de riego destruidos y otros 507 kilómetros afectados[1].

Como señala Pedro Estrada, coordinador de Formagro en Ancash, el impacto del fenómeno en la zona de intervención del proyecto – las provincias alto andinas de Huari, Yungay, Fitzcarrald, Huaylas y Bolognesi-  fue desigual:

“Las lluvias en la sierra de Ancash, han sido más altas de lo previsto, pero sin llegar a ser catastróficas. Incluso en algunos casos han sido favorables; por ejemplo, para la producción de Kiwicha del callejón de Huaylas, que normalmente tiene poca agua, ahora tiene buen volumen de agua. De manera parecida con la ganadería, las lluvias han permitido tener muy buenos pastos y buena producción de leche.

Pero, por otro lado, también las lluvias traen enfermedades a las plantas, que perjudican su productividad; igual con los animales. Los cultivos tradicionales de secano, especialmente en Conchucos, si se han visto bastante dañados, pues por siglos se han adaptado a un régimen de lluvias más o menos estable, el exceso de ellas las daña drásticamente.”

Los principales retos al hablar de cambio climático

Estos eventos nos llevaron a preguntarnos ¿qué prácticas de nuestras productoras y productores contribuyen al deterioro del medio ambiente o disminuyen su capacidad de resiliencia[2] frente al cambio climático? Así mismo, ¿De qué manera Formagro contribuye a una actividad productiva ambientalmente sostenible?

Las problemáticas

Agroquímicos

El uso indiscriminado de productos químicos en la actividad productiva emerge como uno de los principales problemas.

Como señala la Organización de las Naciones Unidad para la Agricultura (FAO)[3], los productos y residuos agroquímicos que no son absorbidos por las plantas, pueden contaminar los cursos de agua y las fuentes de agua subterránea. Así mismo, los insecticidas, herbicidas y fungicidas, además, reducen la biodiversidad al destruir hierbas e insectos que sirven de alimento a diversas especies de pájaros y otros animales.

En nuestra zona de intervención, al inicio del proyecto, el 90% de los productores y las productoras utilizaban fertilizante y pesticidas químicos en sus parcelas[4], en su mayoría, sin adecuada asesoría sobre su uso. Este número es un reflejo de la realidad de los productores y las productoras de toda la región.

Pedro Estrada nos ilustra este punto: “La dependencia de pocos productos y sobre todo de insumos químicos es un gran reto. El mercado ofrece masivamente productos agroquímicos y no hay una información estatal que maneje el tema; los comerciantes de productos agroquímicos funcionan como referentes técnicos locales, con el claro sesgo a su favor.”

Sistema de riego artesanal – Distrito de San Luis, provincia de Carlos Fermín Fitzcarrald. Foto: Carlos Ly.

El agua

Los productores de las zonas alto andinas de Ancash, en su mayoría, no están preparados para resistir una sequía.

La encuesta inicial del proyecto reveló que solamente 4% de ellos acceden actualmente a reservorios de agua y 22% cuentan con una fuente de agua permanente -bofedales, puquiales u ojos de agua – siendo, por tanto, extremadamente dependientes de las temporadas de lluvias.

Al respecto, como señala Pedro Estrada, en un contexto de fluctuación entre lluvias intensas y sequías prolongadas “Es preocupante la falta de un plan regional ni local de adaptación.”

El manejo de los residuos sólidos

En su mayoría, los productores y las productoras no disponen adecuadamente de sus residuos sólidos – basura-, quemando, enterrando o botando los residuos en su parcela, sin implementar ningún mecanismo específico de reciclaje. 16% de las parcelas se ubican cerca de un desagüe y 13% cerca de un botadero.

La propuesta de Formagro

Frente a este panorama, Formagro promueve una actividad agrícola ambientalmente sostenible. Revalora las prácticas y técnicas ancestrales de las comunidades y las enriquece con las nuevas tecnologías productivas, para preparar a las productoras y productores frente a los procesos de cambio que vivimos.

“Ahora ya no tenemos la necesidad de comprar los productos químicos para abonar, ni para controlar los insectos que nos hacen perjuicios”

En colaboración con instituciones educativas locales, brinda módulos de capacitación y acompañamiento en campo a la población joven.  Los módulos promueven el enfoque de sistema agropecuario[5] familiar multifuncional, que complementa actividades agrícolas y pecuarias para promover el consumo local y la seguridad alimentaria.

Manejo natural de plagas

Bartolomé Trujillo tiene 36 años y vive en la comunidad de Ampas. Su participación en el módulo de producción de hortalizas orgánicas, organizado con el CETPRO Antonio Raimondi de Huari, le permitió mejorar su producción y aprovechar al máximo sus recursos “Anteriormente solo producíamos en pequeñas cantidades y manejábamos inapropiadamente nuestros cultivos. Desperdiciamos nuestros insumos de la zona (estiércol, plantas silvestres, etc.) por falta de conocimiento; sin embargo, ahora gracias a lo que hemos aprendido en las clases aprovechamos al máximo (…) Ahora ya no tenemos la necesidad de comprar los productos químicos para abonar, ni para controlar los insectos que nos hacen perjuicios, gracias a lo que hemos aprendido, preparamos nuestros macerados ecológicos utilizando las hierbas amargas para combatir todo tipo de plaga existentes en nuestro biohuerto”.

Corte de pasto para ensilado. Provincia de Huari. Foto: Carlos Ly

 Majadeo

La práctica del majadeo, técnica ancestral que consiste en hacer dormir a los animales sobre la parcela a cultivar o sobre los pastos en descanso, para que realicen una fertilización orgánica, y que, según datos de Formagro, al inicio de la intervención solamente era practicada por el 38% de las familias productoras.

Juan Malvas Gonzales, de 56 años, productor de la comunidad de Tashta, desde su juventud practica el majadeo en sus cultivos de papas, ocas, olluco y chocho, prescindiendo de los fertilizantes sintéticos. Hace 6 años, transformó su ganadería tradicional de subsistencia en una ganadería familiar comercial – para producir leche y queso-  y adaptó la técnica de majadeo a sus pastos, logrando producirlos de manera sostenida aun en la temporada seca, lo que le permite producir y comercializar quesos todo el año.

Cosecha de agua

Con relación al manejo del agua, se promoverá activamente su almacenamiento, como señala Pedro Estrada “El proyecto maneja la actividad de implementación y manejo de microsistemas de riego tecnificado artesanal, bajo el enfoque de cosecha de agua, que básicamente rescata y profesionaliza saberes ancestrales en el manejo sostenible del agua.”

De ello ya se tienen algunos pilotos. En Huari, unas 30 familias ganaderas han implementado pequeños reservorios de arcilla (30 a 60 m3), en las que almacenan el agua de pequeñas filtraciones y las utilizan bajo la tecnología de riego por aspersión.

Estas actividades, se complementan con la promoción transversal de políticas ambientales, que promueven activamente la disposición adecuada de los residuos sólidos.

La agricultura familiar frente al Cambio Climático

Ante la pregunta ¿el productor y la productora son conscientes del proceso de cambio climático? señala Pedro Estrada “Si, son conscientes a medias. Sabe que el clima está cambiando, pero no sabe la ruta del cambio, ni las consecuencias futuras; tampoco las formas como hacerle frente.” Incrementar su conocimiento y preparación frente a futuras ocurrencias es nuestro reto.

Manejo de hortalizas en camas altas. Foto: Carlos Ly

 


Los accesos al mercado

Las intensas lluvias producidas entre los meses de marzo y abril destruyeron en la Región Ancash 670 kilómetros de carreteras, 191 kilómetros de caminos rurales y 60 puentes. Se aislaron pueblos y separó a las familias productoras de sus mercados, afectando severamente su economía.

Frente a ello, Formagro fomentan la valoración y el consumo de la producción local, promoviendo espacios de comercialización como “Eco ferias” y aprovechando las festividades locales. Así mismo, se acompaña el desarrollo de una marca colectiva local llamada “Parque Nacional Huascarán”, que agrupe a los productos de la zona de influencia del parque que cumplan con características de sostenibilidad e inclusión.


 

[1] INDECI, reporte del Centro de operaciones de emergencia nacional, actualizado al 11 de abril de 2017

[2] Resiliencia es la capacidad de un sistema, comunidad o sociedad expuestos a una amenaza para resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de sus efectos de manera oportuna y eficaz, lo que incluye la preservación y la restauración de sus estructuras y funciones básicas (Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres, 2009 http://bit.ly/2pe6tJ0)

[3] FAO, Agricultura Mundial: hacia los años 2015/2030 (Informe resumido http://bit.ly/2pb74KV)

[4] Encuesta inicial del proyecto, aplicada a 101 familias de las 4 provincias de intervención del proyecto.

[5] Un sistema agropecuario, se define como “el conglomerado de sistemas de fincas individuales que en su conjunto presentan una base de recursos, patrones empresariales, sistemas de subsistencia y limitaciones de la familia agropecuaria similares; y para los cuales serían apropiadas estrategias de desarrollo e intervenciones también similares.” (FAO, Compendio Sistemas de Producción Agropecuaria y Pobreza http://bit.ly/2pEp4Rd)