Mery Urbano: Innovando para una producción orgánica y sostenible

La historia de Mery Urbano no solo es un ejemplo de joven productora y emprendedora y abriéndose paso en el sector agropecuario: representa la incorporación exitosa y necesaria de la innovación para generar sostenibilidad en los procesos productivos.

Mery Mercedes Urbano Castillo reside actualmente en Callahuanca, Huarochirí. Callahuanca se encuentra en el izquierdo del rio Santa Eulalia, y posee una población principalmente dedicada a la agricultura, destacando productos como la palta, la manzana y la chirimoya.

En Callahuanca, Mery encontró en lugar perfecto para poner su parcela. Su intención era poder hacerla prosperar y construir un negocio rentable. Pronto participó del programa FORMAGRO. “Gracias a FORMAGRO, aprendí, ahora sé reconocer insectos benéficos, sé podar mis frutales, preparo mi compost y visitando otras experiencias ahora puedo mejorar la producción de mis frutales y hortalizas” fueron sus comentarios tras llevar los módulos.

Para Mery, era claro que su parcela debía ser totalmente orgánica. Pronto aprendió a controlar las plagas con insectos, y y a preparar sus propios abonos y repelentes. “Tengo un mejor producto y por eso me pagan más precio, la gente valora más los productos orgánicos por eso la producción agroecológica que practico es un plus.”

Sin embargo, la joven productora sabía que aún podía lograrse más. Entonces, apareció la posibilidad del Superatec 2018: un importante concurso de proyectos de investigación tecnológica del Ministerio de Educación. Mery se unió a Kathy Tolentino, una compañera de su centro de estudios: el IESTP Nicanor Mujica Álvarez Calderón. Juntas elaboraron el proyecto “Elaboración acelerada de nutrientes biológicos (kawasachicuy) para animales y plantas por fermentación homoláctica”.

El proyecto consistía en la elaboración de abonos líquidos y sólidos, procesando la sangre y otros residuos de los animales muertos en los camales – que normalmente terminan arrojándose a los ríos. De esa manera, se logra disminuirla contaminación de fuentes de agua y se contribuye al manejo orgánico de los campos de cultivo cercanos.

Esta idea nació de observar un problema en su comunidad: “hemos ido al camal y hemos visto cómo echan los desechos al río”, explicó Mery. “De ahí nace nuestro proyecto: cómo evitar esto, y cómo lograr beneficiar a nuestras plantas y animales.

El proyecto ganó en la Región Lima, generándoles mucho reconocimiento. Hoy; ambas productoras visitan las comunidades cercanas y enseñan a sus vecinas y vecinos cómo reutilizar los desechos orgánicos para producir abonos y evitar la contaminación.