Compromisos cumplidos y aprendizajes para el cambio

por Comunicación Formagro
26 de octubre del 2020 6:52 pm

Duvert Ventocilla Cavello | Coordinador Regional Lima

Integrantes del equipo de IDMA. Agosto de 2019.

Reflexiones desde las y los integrantes del proyecto FORMAGRO en la Región Lima.

En septiembre de 2015 recibimos la noticia que el proyecto debía iniciar sus actividades. La priorización en el territorio, las estrategias de implementación, la gestión administrativa y la conformación del equipo humano, fueron algunas necesidades que se tenían que abordar en lo inmediato.

En ese contexto, el IDMA, institución responsable de la ejecución del proyecto en la Región Lima, reflexionó sobre los lineamientos básicos y las estrategias generales, siendo un proceso clave la selección del equipo profesional y técnico a ser incorporado. Para ello, se valió de la experiencia institucional, la relación de muchos años con colaboradores y colaboradoras externas, así como de personal que nos había acompañado en otros proyectos. Para todas y todos, FORMAGRO representaba una nueva experiencia con desafíos propios que conllevaban una gran responsabilidad en favor de jóvenes, mujeres y hombres del campo, para ser actores del desarrollo local partiendo del fortalecimiento de capacidades.

Una de las principales contribuciones del proyecto fue impulsar el proceso educativo como un punto de partida clave para el desarrollo integral de las y los jóvenes.

Nuestra incorporación al proyecto

“El haber escuchado del IDMA y haber participado con otras instituciones en los procesos de SGP [Sistema de Garantía Participativo], producción agroecológica, me hizo saber que entraba a una institución integra en desarrollo agroecológico. Me motivó mucho a querer aprender y mejorar mi relación personal y profesional en cuanto a la agroecología, la atención del pequeño productor, las ferias y el trabajo rural.” (Herbert Gutiérrez, facilitador Formagro)

Desde el inicio, el proyecto generó expectativas, un sentimiento de desafío y de reto profesional. Los saberes técnicos y experiencias previas de gestión fueron complementados con el trabajo en equipo y el respeto horizontal entre pares.

“…mis expectativas iniciales fueron adaptarme lo mejor y antes posible a este nuevo reto, que me permitiera desarrollarme personal y profesionalmente, para generar actitudes concordantes a los objetivos planteados en el proyecto y que, como resultado de esta adaptación, pudiera facilitar un proceso de cambio…” (Luis Artica, facilitador Formagro)

Una característica del IDMA es ser un espacio de desarrollo profesional con mucha flexibilidad a la propuesta y a la innovación. Esta característica de gestión coincide con la dinámica de SUCO, organización directora del proyecto. Con ello, se ha facilitado enormemente el desarrollo profesional en todo el equipo.

“Desde la universidad, sabía que quería trabajar en temas de desarrollo rural, esa era mi vocación. Unirme al equipo de FORMAGRO para mi significó un gran paso a nivel profesional, pues es un proyecto grande y de gran impacto y abría la posibilidad de aprender nuevas cosas…” (Susana Contreras, facilitadora Formagro)

Una gran satisfacción produce ser testigos de pequeñas iniciativas que tomaron forma para convertirse en emprendimientos destacados para el desarrollo económico local.

Lo que no olvidaremos…

Quedaba claro desde el inicio de la intervención la necesidad de fomentar un mayor acceso a la educación técnica.  La dinámica en los procesos productivos agropecuarios en la localidad, la distancia del territorio y la falta de motivación, ya sea por una percepción de inaccesibilidad o por dificultades económicas, fueron una constante en las y los jóvenes en el ámbito de intervención. Este aspecto conlleva a tener pocas capacidades en la población para el desarrollo local, principalmente agropecuario, siendo esta la principal característica productiva del territorio.

Ante ello, una de las principales contribuciones del proyecto, y que identificó a todo el equipo, fue impulsar el proceso educativo como un punto de partida clave para el desarrollo integral de las y los jóvenes, generando posibilidades para la mejora de sus ingresos económicos. Sin embargo, ello no fue fácil.

Uno de los desafíos fueron los mecanismos para interiorizar la metodología FORMAGRO en la institución educativa… mecanismos para ofertar la educación a zonas extremas donde no llega esa oportunidad educativa de formarse como técnicos…” (Herbert Gutiérrez, facilitador Formagro)

El equipo valoró significativamente la posibilidad de desarrollo profesional desde el campo de la educación. La suma de profesionales de diferentes especialidades y las metas desde un enfoque integral facilitaron dicha valoración y permitieron el trabajo interdisciplinario.

“…el proyecto permitió reforzar mis conocimientos y adquirir otros, como el elaborar los módulos de extensión. Sin tener formación académica para este tipo de actividades, logré construir dos módulos afines a mi profesión…” (Luis Artica,facilitador Formagro )

“…profesionalmente he desarrollado nuevas capacidades y conocimientos en cuanto a la aplicación de una metodología de capacitación y enseñanza con las y los productores. También, ha generado en mí el poder capacitarme más en agricultura ecológica y cuidado del medio ambiente… Es muy satisfactorio ver jóvenes que, a lo largo de su participación en el proyecto, han logrado orientarse hacia carreras agropecuarias o relacionadas al medio ambiente y que participan activamente con sus familias en las actividades agropecuarias.” (Luz Mondragón, facilitadora Formagro)

Satisfacción aparte, fue ser testigos de pequeñas iniciativas individuales, familiares y colectivas que tomaron forma para luego convertirse en emprendimientos destacados para el desarrollo económico local. La inclusión, la visibilización y el cada vez mayor protagonismo de mujeres en dichos emprendimientos nos llenan de mucha alegría.

“…llevo sensaciones de satisfacción, al visibilizar el cambio de perspectivas de varias y varios jóvenes sobre el manejo agroecológico que ahora desarrollan en sus unidades productivas. Durante la autoevaluación se quedan asombrados al ver el antes y el después de las actividades que realizaban en sus parcelas y el por qué emplean ahora las técnicas y el manejo respectivo. Es muy gratificante saber que ahora son ellos y ellas los que orientan a su comunidad. Asimismo, nos emociona ver que muchos emprendedores y emprendedoras rurales, mejoran la calidad de vida de sus familias, llevan sus productos a puntos de comercialización que no imaginaban alcanzar y se convierten en jóvenes líderes, motivo de orgullo de su familia, de su comunidad…” (Gabriela Flores, facilitadora Formagro)

“He aprendido mucho en el año y un poco más que llevo trabajando en FORMAGRO. He reafirmado mi vocación y también me ha ayudado a definir en qué quiero especializarme, qué maestría quiero hacer. He aprendido mucho sobre los problemas y los retos que afronta la agricultura familiar peruana, he aprendido acerca de qué estrategias o metodologías tienen buenos resultados para contribuir a darle solución a estos problemas.” (Susana Contreras, facilitadora Formagro)

Vemos que poco a poco vamos construyendo todas y todos nuestra nueva normalidad.

Hacia nuevos caminos…

Han sido cinco años de trabajo intenso, de muchas alegrías y de desafíos presentes en todo momento. La llegada del COVID 19 nos trajo miedos y mucha sensación de frustración sobre el trabajo realizado. Ser testigos, en los momentos más duros de la cuarentena, de cómo la dinámica construida en las pequeñas economías locales con las y los jóvenes se desplomaba nos llenó de mucha preocupación y tristeza. Saber de la enfermedad en colegas e incluso cuando se llevó la vida de personas que han participado directa e indirectamente en el proyecto, fueron los momentos más duros. Ante ello, la característica del proyecto para facilitar la innovación y capacidad de adaptación nos permite intervenir con estrategias más precisas para garantizar los cambios promovidos en las poblaciones locales. A la fecha, sin descuidar la todavía latente amenaza de la pandemia, vemos que sí, es posible, hay luz y poco a poco vamos construyendo todas y todos nuestra nueva normalidad.

Los compromisos y las tareas más allá del tiempo que dure el proyecto FORMAGRO, quedan en todas y todos nosotros. Hemos apreciado de primera mano que es posible dinamizar el campo desde el protagonismo social, económico y ambiental de las y los jóvenes. De cómo la educación técnica agroecológica realmente cambia personas y garantiza en un mediano plazo sistemas productivos sostenibles, principalmente de la pequeña agricultura familiar.

Tengo el compromiso personal y profesional de seguir desarrollando y promoviendo la agricultura ecológica, en la región Lima, así como en otras regiones del país… ” (Luz Mondragón, facilitadora Formagro).

 “…siento que el proyecto ha impactado significativamente en mi vida, y que finalmente contribuimos con un granito de arena en el desarrollo de nuestra comunidad.” (Gabriela Flores, facilitadora Formagro)

Hemos apreciado de primera mano que es posible dinamizar el campo desde el protagonismo
social, económico y ambiental de las y los jóvenes.

Finalmente, quedamos infinitamente agradecidos de permitirnos ser parte de una propuesta de cambio. Al IDMA, nuestra casa y sus saberes especializados, a SUCO por su dirección, siempre al lado nuestro y principalmente a las personas con quienes directa e indirectamente hemos trabajado en el campo. Cómo no mencionar, a nuestras familias, de quienes hemos tenido todo para esta linda etapa en nuestra vida.