Según datos del Censo 2017, un millón cuatrocientos mil mujeres y hombres jóvenes viven en áreas rurales. La juventud rural es un grupo poblacional amplio, importante e invisibilizado, quienes ven limitadas sus oportunidades laborales. (Urrutia, 2017)[1]
Frente a esta realidad, el proyecto FORMAGRO promueve el rol de las y los jóvenes como promotores de la actividad agrícola al interior de las familias. Es así que nace el Fondo Wiñay (crecer en quechua), en respuesta a las dificultades que enfrentan las y los jóvenes agricultores familiares para acceder a financiamiento para sus ideas de negocio.
En su tercera edición, el Fondo Wiñay premió 13 emprendimientos juveniles, 7 en la región Áncash y 6 en la Región Lima, sumando con ellos un total de 33 emprendimientos agroecológicos que han sido financiados desde que fuera lanzada su primera edición en octubre de 2018.
“Los jóvenes son el futuro de la agricultura familiar. Mantener el interés en la agricultura como profesión es vital para la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola en el futuro. Los jóvenes agricultores suponen el nexo de unión entre el conocimiento tradicional y local y las ideas innovadoras.” (FAO, Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar)[2]
Con este financiamiento no reembolsable se espera acelerar el desarrollo de emprendimientos que reúnen las siguientes características:
- Son liderados por jóvenes, hombres y mujeres, entre 16 y 35 años, que han participado en alguno de los módulos de extensión dictados por FORMAGRO;
- Los emprendimientos tienen una base agroecológica; e
- Involucran un componente de innovación.
Las ceremonias de premiación
En Lima, la evaluación final y ceremonia de premiación se realizó el jueves de 18 de julio, en los jardines de la facultad de Zootecnia de la Universidad Nacional Agraria La Molina.
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En Áncash, la feria de ganadores se realizó el viernes 16 de agosto, el Hotel Huascarán en Huaraz.
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En ambas regiones, destacan entre los emprendimientos premiados los néctares y helados de frutas locales y hortalizas, la harina de kiwicha y los panes artesanales con granos andinos, la miel y polen andino, así como los quesos maduros y huevos ecológicos, entre otros.
El Fondo Wiñay ha despertado la motivación y el entusiasmo de las y los participantes en sus emprendimientos “como jóvenes tenemos muchas cosas en la mente, pero siempre vayamos por algo prometedor, por algo nuestro, impulsemos lo que nos gusta hacer y eso es lo principal” (Cristian Yactayo – Valle escondido)
Asimismo, con cada edición aumenta el nivel de preparación de los emprendimientos, como señala Émilie Lemieux, directora del proyecto FORMAGRO “Nos estamos dando cuenta que las y los jóvenes que se presentan al Fondo están más preparados, eso se refleja en la calidad de los productos que nos presentan, en la preparación que tienen para llegar al concurso y en su plan de negocio, que cada vez es más profesional” (Émilie Lemieux)
Sobre el Fondo Wiñay
El Fondo Wiñay forma parte de las actividades del proyecto FORMAGRO que es dirigido por la organización canadiense SUCO y ejecutado en la Región Áncash por ALLPA. El proyecto cuenta con el apoyo financiero del Gobierno de Canadá y se implementa en coordinación con el Ministerio de Educación y el Ministerio de Agricultura y Riego.
[1] Urrutia, A. (2017). Una presencia invisible ¿Qué sabemos de los jóvenes rurales en el Perú? Serie documento de trabajo N°226. Grupo de Trabajo Inclusión Social y Desarrollo. Programa Jóvenes Rurales, Territorios y Oportunidades: Una estrategia de diálogos de políticas. Santiago, Chile: Rimisp.
[2] http://www.fao.org/family-farming-decade/about/es/