Adel Gahli Guerrero Lázaro: El futuro de la agroecología

A sus 19 años, Adel es un claro ejemplo de cómo el buen manejo agroecológico cambia vidas. Mientras estudiaba en el colegio se despertó en él el interés por la agroecología, a la que se acercó por curiosidad y por las ganas de aprender algo nuevo dentro del área de trabajo de sus padres: la agricultura.

La visita de FORMAGRO a su salón de clases le mostró una agricultura amigable con el medio ambiente y que permitía ofrecer productos saludables a los consumidores. Era algo totalmente nuevo para él y le llamó mucho la atención. Por ese motivo, se inscribió en el curso de manejo agroecológico de plagas y enfermedades. “Nos llevaron a un área productiva donde criaban insectos benéficos, dentro de mí, pensé: ¿criar insectos? ¿será como criar cuyes o gallinas?”.

Durante una pasantía tuvo la oportunidad de conocer una eco-tienda y, en ese momento, visualizó el futuro que quería alcanzar junto a su familia, “me pareció muy bonito, muy diferente a lo que conocía, pensé que tenía que hacer algo como eso y que debía trabajar mucho para lograrlo”.

Desde muy joven Adel trabajó con el fin de ayudar a sus padres, valorando cada esfuerzo que ellos hacían. Apenas con 10 años, junto a otros niños, cuidaba los carros de los turistas que visitaban su natal Lunahuaná; luego fue cobrador de combi; un tiempo mesero, y, en otro momento, cargador de botes para una agencia de turismo, todo ello sin dejar de ayudar a sus padres en el campo.

Al culminar el colegio, pensó estudiar en la universidad, pero la situación económica familiar no se lo permitió. Fue así que ingresó al Instituto Tecnológico de Pacarán para estudiar técnico agropecuario. Todo lo aprendido en el instituto y en FORMAGRO lo compartía con sus padres para aplicar esos conocimientos en su parcela. “Yo también quiero participar -me dijo mi papá- ¿Dónde me puedo inscribir? Fue así como terminamos llevando juntos el curso de abonos, lo vi muy entusiasmado, como hace mucho tiempo no lo veía, también llevé el curso de néctares con mi mamá”.

Aprovechando las oportunidades de la vida y motivado por FORMAGRO, decidió crear su marca ALLPI GREEN Productos agroecológicos, la cual presentó a un fondo de financiamiento. Mientras se le acercaban los jurados, pensó: “Es la primera vez que hago esto, pero voy a dar lo mejor de mí, les haré conocer lo que hago y hasta dónde quiero llegar con este emprendimiento”. Adel fue uno de los ganadores del fondo y así logró acortar la distancia para cumplir su gran sueño, tener una eco-tienda.

“Es la primera vez que hago esto, pero voy a dar lo mejor de mí, les haré conocer lo que hago y hasta dónde quiero llegar con este emprendimiento”

Aquel financiamiento ayudó a impulsar su negocio de producción y transformación de frutas como mermeladas, néctares y algunos dulces locales de la zona. “Juntos estamos construyendo nuestra casa en donde hemos implementado nuestra planta ALLPI GREEN”. “Así fue como la agroecología involucró a mi familia, a mis padres y a mis cuatro hermanos”.

“Mi meta es estudiar agronomía y hacer agroturismo en mi parcela, que las personas de la ciudad experimenten el proceso de trabajar en el campo, que conozcan el esfuerzo y el tiempo que se toma para hacer llegar estos productos a sus mesas, que valoren el trabajo de los agricultores, que es poco valorado.”

“Mi meta es estudiar agronomía y hacer agroturismo en mi parcela, que las personas de la ciudad experimenten el proceso de trabajar en el campo, que conozcan el esfuerzo y el tiempo que se toma para hacer llegar estos productos a sus mesas, que valoren el trabajo de los agricultores, que es poco valorado.”